

El profeta Isaías, inspirado por el Espíritu Santo, declara una de las promesas más poderosas para los siervos de Dios:
“Ninguna arma forjada contra ti prosperará, y condenarás toda lengua que se levante contra ti en juicio…” (Isaías 54:17, RVR1960)
Esta palabra no dice que no se forjarán armas contra nosotros. De hecho, implica que vendrán ataques, críticas, pruebas y oposición. Pero la promesa es clara: no prosperarán.
Dios no nos ha prometido una vida libre de conflictos, sino una victoria garantizada cuando permanecemos en Su pacto. Las armas pueden forjarse en el secreto, los juicios pueden alzarse en voz alta, pero el sello de Dios sobre tu vida es más fuerte que cualquier ataque del enemigo.
Toda lengua que se levante en juicio será refutada. ¿Por qué? Porque tú no luchas solo. Tu defensa no está en tus palabras ni en tus recursos, sino en el Señor. Esta promesa es “la herencia de los siervos de Jehová” (v. 17). Es parte de tu identidad como hijo o hija del Altísimo.
Camina con la seguridad de que Dios es tu escudo. Él guarda tu entrada y tu salida. Él pelea por ti. No hay arma física, emocional, espiritual ni verbal que pueda contra aquel que está cubierto por Su gracia.
Gracias por visitar Sermonesb.com. Comparte esta reflexión con amigos y familiares. Hasta la próxima.